Poco importa que seamos sólidos o espectrales. Igual da. Venecia toda es un fantasma. No expide visas de entrada a favor de otros fantasmas. Nadie los reconocería por tales aquí. Y así, dejarían de serlo. Ningún fantasma se expone a tanto.
Carlos Fuentes





La noche de Venecia es mágica, bajo la atenta mirada de la luna llena ,que hace subir las aguas, se pasean, silenciosos, los fantasmas. Puedes verlos en una esquina, si te fijas bien, capa larga, sobrero de tres alas, negros como la noche intentando pasar desapercibidos. Pero solo hay que invitarlos a una copa, para que se acerquen y compartan contigo el poder de los siglos, donde cada uno de ellos guarda una herida, un beso, un amor, porque se enamoraron en Venecia y están atrapados sin poder salir.
Adoro esa ciudad, Venecia. Me he perdido un par de veces ya en ella, y desearía llegar a probar la experiencia de su residencia.
ResponderEliminarPor curiosidad, no sé si sabras, pero los leones del Arsenale son del Pireo, robados por los Venecianos (en el fondo, la historia es más complicada, porque tienen runas nordicas grabadas, probablemente por dos hermanos escandinavos que acompaában a los venecianos en sus escaramuzas de mediados de la E. Moderna). Al final, Venecia es una ciudad que siempre quiere ser Atenas.
Y es mucho más...
hola cráneo (¿cráneo?) ya somos dos los que nos perderíamos por esa ciudad, un mes, dos, tres, un año, lo que haga falta.
ResponderEliminarNo sabía lo de los leones del Arsenale, pero me resultó muy chocante encontrar el escudo de Venecia en el puerto de Hraklion, aunque ya sé que durante algún tiempo fueron dueños de gran parte del mediterráneo oriental.
Pobre Atenas, todo el mundo quiere ser como ella, mientras se desgaja bajo la miserable caridad de una Europa que la deshizo.
Salud
fgiucich gracias, este año nos hicimos dueños de una buena camara y tenemos horas y horas de fotos, además todos teníamos una cara de felicidad, de aquella alegría tonta de los afortunados.
ResponderEliminarAbrazos
Alba, para que los sueños se hagan realidad, primero hay que soñarlos.
ResponderEliminarSaludos