JOHAN CRUYFF

Tenía siete ocho años cuando empecé a escuchar hablar de Johan Cruyff. Vivía lejos de donde vivo ahora y en mi familia ya había quien era del Barça. Luego vinimos a vivir a Catalunya.

Nunca me ha gustado el fútbol, no me emociona ver cómo marcan un gol, ni ver a miles de personas gritando y sufriendo por un juego que consiste en perseguir una pelota. No veo arte ni belleza en ello y nunca entenderé que un jugador de fútbol pueda ganar más que un médico o un profesor. Tendría que estar moralmente prohibido.

Y sin embargo, tengo que decir que durante los últimos 42 años siempre he escuchado hablar de Cruyff y aunque relacionado con el el fútbol su figura no me ha dejado nunca indiferente. Si algo me llamó siempre la atención es que Johan (si se me permite) nunca se mordió la lengua, decía lo que pensaba y le daba exactamente igual si gustaba o no. Por eso su figura polémica en esta sociedad nuestra donde hay que callar y murmurar en las sombras. Si ha hecho historia es gracias a su carácter irreverente, a su valentía para enfrentarse a lo establecido, a que en un momento donde poner Jordi a un hijo estaba prohibido y él lo hizo, a que creó una escuela donde los futbolista además de aprender la técnica del fútbol podían aprender otras muchas cosas de la vida, a que ganó y perdió y nunca se rindió, a que ha luchado más por Catalunya que muchos catalanes, y... claro, claro, me diréis él tenía los medios para hacerlo y lo hizo. Y eso me da más rabia que cualquier otra cosa, porque hay mucha gente en este país que tiene esos medios y más y no hace nada, la generación mejor preparada de la historia se queda en casa mirando la televisión antes que salir a la calle a defender lo que ya tienen y tanto ha costado de conseguir a sus padres y abuelos. Las revoluciones siempre las han hecho personas con medios y carácter, por eso para mí Johan Cruyff es una persona admirable. Lo de los goles y el fútbol es secundario.

Por eso, SI, con mayúsculas a que el estadio del Barça se llame Johan Cruyff. Porque a lo mejor un día un niño preguntará a sus padres quién era ese señor y se le puede decir que alguien que nunca tiró la toalla hasta que la muerte pudo más que él. Pero ya lo he dicho, a mí el fútbol no me gusta en absoluto.