Hoy mi hija ha hecho las paces con su amiga Raquel, no sé bien porqué se habían peleado; ayer estuvimos hablando del asunto. Me dijo que no quería llamarla ni quedar con ella, que era una pesada y que siempre le estaba haciendo preguntas y que ella no quería hablar de ciertas cosas, ni dar explicaciones de lo que hace. Después de escucharla, le dije que eso también pasa en las personas mayores, que a veces dejamos de hablarnos por una tontería o porque nos sentimos molestos con algo, pero que si no se lo decimos, esa otra persona no puede adivinar porque nos hemos enfadado o porque no la llamamos. En la comunicación está la base de nuestra vida y perdemos muchos amigos porque nunca le decimos lo que nos molesta ni lo que nos gusta, esa es la definición de sinceridad.
Tu escrito me hacen acordar aquellas rimas de Bécquer: " por qué callé aquel día y ella dirá por qué no lloré yo". A veces es necesario hacer un último intento por conservar una amistad o un amor. Abrazos.
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