SUPERWOMAN

Hoy he visto un anuncio de televisión que me ha llamado la atención, y mira que eso es extraño. Pero a cada cual le llama la atención lo que le da la real gana.  En él se mostraba a una mujer guapísima, jovencísima, delgadísima, maquilladísima, que trabajaba en una oficina, corría la maraton, montaba en bicicleta con sus hijos y salía a cenar con su guapísimo, jovencísimo, delgadísimo y maquilladísimo marido. Toda felicidad ella, mireusted. ¿Y qué nos querían vender? Pues un suplemento vitamínico, que si lo compras te conviertes en esa mujer, que se levanta a las cinco de la mañana, prepara el desayuno de sus dos hijos y de su marido, que coge su supercoche y aguanta dos horas de tráfico para ir a trabajar, que se pasa ocho horas en la oficina aguantando a un estúpido jefe y a unos idiotas de compañeros que lo único que quieren es llevársela a la cama, - y no precisamente a dormir, que quizás sea lo que mejor le siente a ella-, que va a buscar a los niños al colegio- en bicicleta, por supuesto, hay que hacer ejercicio- y hacer un tour turístico por la ciudad, siempre sonriendo y feliz. Y que después de dar la cena a sus hijos y ponerlos a dormir, espera a que venga el maromo con ganas de juerga. Y ella, moderna así como es, pues ale, al rollo, o sea a irse a cenar  con un vestido negro, apretadimo luciendo su esbelto cuerpo para envidia de todos los comensales. Y seguramente se irá a la cama sin probar bocado, porque si no como mantiene su figura. Eso si, con un extra de energía gracias al complejo vitaminico SUPERWOMAN, con el cual lo que menos necesitas es comer.

Y es que me hace gracia la gente que se cree que nunca va a envejecer, que siempre va a ser una Barbie y que los michelines no se va a atrever a asomar en ningún momento. Que el simple echo de saltarse una comida, de hacer un esfuerzo extra, un día sí y otro también, trabajando, trabajando y trabajando, nunca le va a pasar factura. Que se pasea exultantes ante los ojos de los mirones babosos, sin saber que las arrugas, los michelines, la ansiedad, la depresión y el de la guadaña, esperan. Siempre esperan, con paciencia a que se acabe el suplemento vitamínico de los cojones.