Y SE CAMBIÓ LA SUERTE CON LO QUE PASÓ

La mitad de este año pasado fue para mí una época de grandes cambios. GRANDES, con mayúsculas. Me han pasado tantas y tantas cosas que no sé hasta qué punto las he asimilado. Por eso me siento a recapacitar, necesito analizar y sacar conclusiones.

Tras llegar a tocar fondo a mitad del 2009 (pero el fondo más fondo de todos los fondos) supe que yo sola no podía salir de ese agujero. Y me decidí a pedir ayuda. Una amiga me dio un consejo y lo seguí. Pienso que las cosas no pasan porque sí, todo tiene un porqué y la vida nos va poniendo en el camino a personas que te guían. Una vez me dijo alguien que los ángeles no están en el cielo, no tienen alas y corona y no se pasean con un dios algunas veces ciego y sordo. Los ANGELES están en la tierra, son personas normales y corrientes que viven como nosotros y a veces nos prestan su ayuda. Pero también necesitan la nuestra, demostrándoles que , a veces, nosotros también somos ángeles.

El verano fue época de transformación, de viajar a mi interior, de ver que maquinaba mi cerebro y por donde se estaba quejando tanto. Mi guía se mostró inflexible, me hizo llorar y reír, me hizo sentirme mal y que quizás aquello que yo consideraba normal no lo era. Y me hizo aceptar. Y perdonarme. Eso es todo.

A partir de ese momento, una espiral de sentimientos y de alegría se apoderó de mí. Volvía a ser yo, con unos cuántos años más, con muchas canas y algunos quilos ganados. Pero me reencontré, con mis fobias, con mis posibilidades y mis limitaciones, habían pasado unos años en los que yo no había vivido. Y ese es de ser muy desagradecido con la vida.

Perdí amigas y reencontré a otras. Conocí nueva gente de la que aprender lecciones, y volví a confiar. Volver a cantar me hizo sentir que aquel camino que abandoné un día, me reencontraba. Que los árboles que no me dejaban ver se hacían más pequeños hasta mostrarme una pradera hermosa y llena de flores. Rosas, margaritas, amapolas, pensamientos... ¡Oh! qué maravilla volver a sentir ese olor. Y el arco-iris.

Alguien pensará, esta se ha fumado algo. Pues a lo mejor si, me he fumado una bocanada de vida, de sueños, de promesas, de intenciones, de bienestar, de todo lo que hace que me pueda sentir más viva que nunca. Ahora pienso en sentirme bien, y en transmitir esa sensación. Para estar bien, el primer paso es querer estar bien.




6 comentarios:

  1. Un hermoso canto a la vida. Se necesita llegar hasta el fondo para recuperar el sentido de las cosas. Y si fuiste capaz de pedir ayuda, muestra que eres una persona inteligene. Abrazos.

    ResponderEliminar
  2. HOLA TOCAYA ME ALEGRA MUCHO QUE ESTÉS ASÍ DE BIEN, SIGUE ASÍ CON ESTE OPTIMISMO Y CADA VEZ TE SENTIRÁS MEJOR PORQUE PIENSA QUE TÚ PUEDES SER EL ANGEL PARA OTRAS PERSONAS QUE ESTÁN PASANDO POR LO QUE TÚ PASASTE.CHARO

    ResponderEliminar
  3. Fernando, pocas veces nos damos cuenta que solos no llegamos muy lejos. Encontrar una persona que te ayude con sus palabras es un premio que hay que agradecer.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Pues si, Charo, pienso que puedo ayudar a alguien escribiendo en este diario. Ojalá que así sea.

    Besos.

    ResponderEliminar
  5. Me alegro mucho de que hayas encontrado ese ángel en tu vida y que le hayas permitido ayudarte,me alegro mucho de que estés viviendo la vida como es,como viene,que hayas perdido amigas pues tal vez no lo eran tanto y ganado otras,que parezca que te fumaste algo porque te veo en las nubes y me gusta verte asi,yo seguiré tu pensamiento,este post me dió dicha y me hizo pensar en muchas cosas,gracias! un abrazo!

    ResponderEliminar
  6. Isol, somos nosotras mismas las que debemos de darnos cuenta de que la vida es muy bonita, de que solo hay una y hay que vivirla lo mejor posible. Muchas veces, como me pasó a mi, necesitamos a alguien que nos lo diga desde fuera, de una manera objetiva. Que nos haga pensar que no podemos ir por ahí sintiéndonos culpables o culpando a los demás de nuestras desdichas. ¿No es cierto que no culpamos a nadie cuando estamos contentos? Pues la misma actitud hay que tener. LA dicha la recibimos como si nos la mereciéramos, las desdichas siempre son culpa de otro.

    Estamos aquí y podemos soportar lo que venga, con la cabeza bien alta y pensando que son retos a superar, y siempre con una sonrisa. Es la mejor terapia.

    Besos

    ResponderEliminar

Hola, te contestaré en cuanto pueda.

Recuerda que no está permitido insultar ni menospreciar a nadie en los comentarios por lo que serán revisados antes de publicarse.

LA CIUDAD DONDE TODO LLEGÓ

Vistas de página en total