
Pero para mí es el mes del reencuentro conmigo misma. Vuelvo a renacer cada mes de septiembre, se marcha incólume la dejadez del calor, el sol se tiñe de rojo al anochecer y poco a poco los animales preparan sus vidas para lo que vendrá.
Igualmente, preparo mi maleta, me cambio de ropa, me visto de oro y bailo como si fuese la primera vez. Descubro unos ojos que me miran, que me siguen por donde voy en silencio, quisieran decirme algo pero no se atreven. ¿A qué tienes miedo? Soy tan poca cosa como tu, quizás menos, porque mis miedos me han atado de pies y de manos durante toda mi vida. Sin embargo, si pudiera, quisiera extender los dedos y tocarte, acariciar tu rostro tan joven, e invitarte a mi vida. ¿Quieres unirte a ella? Adelante, las puertas están abiertas.
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