Cuando estudiaba la EGB tenía pánico a la Universidad. La veía como un lugar donde una serie de vejestorios se dedicaban a hacerte la puñeta para que no aprobaras nunca, rollo Fama, que tienes que sudar para conseguirla.
Me hice a la idea de que nunca iría a la universidad. Y durante muchos años esa idea fue creciendo y reafirmándose, hasta que me di cuenta que mis miedos solo eran eso, MÍOS. Soy una persona a quien no gusta los cambios, y si estos se producen necesito un gran periodo de adaptación y de aceptación. Por lo tanto, por lo que a mi respecta que todo se quede como está; mi compañero no es de la misma idea. Y es gracias a él que logré empezar a confiar en mí misma, en que yo podía hacer más de lo que pensaba, que no me valoraba lo suficiente y que al fin y al cabo, la fama cuesta.
Así que, cuando mis hijos se han hecho más grandes, sentí el vacío existencial que me ha acompañado durante toda mi vida, "¿qué coño voy a hacer con ella?". ¿Quedarme quieta y irme a tomar el café con otras "mamás" cuya vida va de casa a la TV y de la TV a casa? NOOOOOOOOOO, yo necesito algo más, necesito que alguien vaya llenando los huecos dentro de mi cabeza con conocimientos. Y mientras mi madre me dice: ¿Y pa que quieres saber tanto? Yo me pregunto: ¿Y por qué no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, te contestaré en cuanto pueda.
Recuerda que no está permitido insultar ni menospreciar a nadie en los comentarios por lo que serán revisados antes de publicarse.